
Capturar el valor de la diversidad en el Directorio

Los directorios diversos tienen mejores resultados. Estudios al respecto sobran y hoy es poco imaginable que alguien se aventure a afirmar lo contrario. No obstante, a pesar de que constantemente nos centramos en discutir lo relevante y urgente que es avanzar en esta dirección, más aún en tiempos de cambios exponenciales como los que vivimos, no siempre se tiene consciencia de los elementos a accionar para que esta diversidad sea aprovechada y realmente rinda los frutos deseados.
Trabajar en entornos diversos nos saca de nuestra zona de comodidad, requiere más tiempo y, dependiendo de nuestro nivel de adaptación y resistencia al cambio, puede demandarnos mucha energía. A nivel corporativo, vemos que en Chile esto pesa fuertemente sobre muchos directorios, los cuales habiendo sido tradicionalmente bastante homogéneos, están muy acostumbrados a tomar decisiones bajo una misma línea de pensamiento y con un mindset compartido.
Si bien la homogeneidad contribuye de manera importante a que los procesos de toma de decisión sean más simples y rápidos, lo que muchas veces se confunde con eficiencia, lo cierto es que estas resoluciones muchas veces distan de la eficacia, logrando justamente el efecto contrario. Lo vemos incluso en nuestras familias y en los distintos aspectos de nuestra vida, donde los distintos conocimientos y puntos de vista normalmente nos permiten tener mejores reflexiones y tomar mejores decisiones, llevándonos incluso muchas veces a evolucionar nuestro propio pensamiento y forma de ver el mundo.
No obstante, la riqueza de la diversidad no se obtiene sólo por reunir a un grupo heterogéneo en un mismo espacio. Lograrlo requiere articular una serie de factores que, en el caso de los directorios, pueden resumirse en tres elementos principales:
- Generar consciencia y conocimiento de lo que se debe hacer
- Crear el espacio y las condiciones para hacerlo
- Ajustar las dinámicas de interacción para articular al grupo de manera efectiva
Cuando incorporamos nuevos perfiles a la mesa, el onboarding es fundamental. Este es el espacio donde debemos ayudar a los directores a conectar su expertise con los objetivos y desafíos de la empresa, por lo que es clave entregarles toda la información relevante de forma “digerible” y sin abrumar. Al mismo tiempo, debemos darles a conocer lo que esperamos de ellos y sus espacios de acción, comprendiendo también que no todo cambio es automático y que muchos procesos llevarán tiempo antes de comenzar a ser percibidos.
A nivel de equipo, las formas de trabajo deberán adaptarse para incorporar a los nuevos miembros y darles cabida en los procesos de reflexión y toma de decisiones. En ello, la habilidad del Presidente para articular a los distintos integrantes de la junta directiva, abrir espacios a nuevas miradas y sacar a relucir lo mejor de cada uno, será determinante en los resultados.
Como hemos visto, capturar el valor de la diversidad requiere acciones que van mucho más allá de solo cambiar los números en torno a la composición del directorio. Incorporar mujeres, nuevas generaciones, distintas experiencias profesionales u otros perfiles diferentes al tradicional, solo logrará generar impacto relevante si es que este esfuerzo viene acompañado de una verdadera voluntad grupal por atender lo que estos tienen que aportar, valorar sus miradas diferentes y, sobre todo, abrirnos a cambiar nosotros mismos.

También te puede interesar